lunes, 11 de noviembre de 2013

Prefacio

"Última llamada para los pasajeros del vuelo con destino Santiago..."
Ahora es cuando se supone que debería sentir que se me anudan los nervios a la piel como si una soga quisiera succionarme vaho a vaho la asfixia pero no hay ni soga ni presión, ni tampoco preciso del esfuerzo de tomar el aliento y exhalarlo una vez me haya escondido.

Y yo que pensaba que los nuevos comienzos no pesaban... por lo visto el mío pesa 21 kilos sin contar siquiera el equipaje de mano.

Ya no hay ya vista atrás después de dos escalas interminables en Roma y París. Ahora mis pies han cambiado de color y el equipaje de mano huele a queso (sí, ¡a queso!) de contrabando porque a quién se le ocurre preguntarle a una francesa que se precie ¿qué te puedo llevar que no tengas al otro lado del charco?

Llevo horas sin estar ni estoy ni atenta a los detalles porque la idea del reencuentro es algo que ocupa demasiado la ráfaga aleatoria de pensamientos ilógicos que alguna vez se dignan por pasar y saludar. Y aunque creía que me había acostumbrado a darle una patada al Atlántico, no dejo de pensar en que una vez han pasado cinco años sin cruzar todo parece como la primera vez: los tímpanos con complejo de garfio que se te clavan en pleno aterrizaje, la cartera con todo preparado para la aduana, el libro que llevas "para devorarte" y al final llegas a los agradecimientos por preferir las películas de la pantallita, las puñaladas del Duty Free (menos mal que está libre de impuestos)...

Intento distraer mi cabeza con una cata premonitoria finalmente para descrifrar antes de tiempo los tópicos de todo viaje en avión como la niña toca cojones, la pareja que lo hará en mute en el baño, el miedo a las turbulencias; el comentario "viajar en avión es lo más seguro del mundo, existe menos del 1% de probabilidad de accidente" del vecino de atrás que mira por donde no deja de sudar o la comida inolora, incolora, insípida y "piedra angular de todo desayuno nutritivo" con el ruido de "abróchense el cinturón de fondo" (prepárese para una indigestión que luego llamarán "jet lag").

Pero ahora ahora no puedo pensar en las 10 de la noche del 27 de octubre de 2013 sino en lo que dentro de unas horas supondrá cambiar de hora el reloj o tocarnos para saber si hemos vuelto sin habernos ido.

En el fondo creo que después de lo difícil que fue su ausencia, llegas a acostumbrarte, sobre todo, a grabar los ruidos que puedan recordarla para ver si con cerrar los ojos podía confundirme, a seis horas de distancia, en su respiración, resbalarme y, finalmente, bifurcarme entre lo que aún recuerdo de nos y no se nos ha perdido.

NB. Este texto fue escrito el 13 de octubre pero lo que está en cursiva son notas recogidas durante el viaje.

martes, 10 de septiembre de 2013

Carta a todos mis olvidos


He llegado a hacer cosas muy absurdas: escribir una oda a un resfriado o alguna que otra confesión de una muñeca hinchable; listas de canciones por debajo de los dos segundos o aquel proyecto absurdo de una micro obra de teatro a partir de servilletas y hojas sueltas que resulta que, por azar alguno, tenían algo que decir pero, ¿esta? Esta es la primera y única carta a todos mis olvidos.

Olvidos que no se recuerdan, que empezaron siendo misterio hasta convertirse en las cicatrices de los polichinelas. Amnesia nacida de la sequía y sed que fue sobrevivirlos; fotos, lugares con un nombre, un recuerdo abandonado e impregnado en canciones, y zahorís de un mal agüero que terminó por devorarse.

Sí, me refiero a ti... que durante, en las noches, te has teñido en la alusión de un lugar que ha dado una historia que contar y te has resumido en pura piel agrietada contra mis pupilas desaliñadas de cualquier tipo de añoranza.

Todo fluye sin parar ni un momento a recapitular los trozos fracturados de tu imagen desdibujada y te atropella  la primera estación, la segunda... así sucesivamente hasta que, de repente, por encima de la base, van creciendo capas sobre la profanación de los recuerdos de un invierno que por fin invirtió la imagen del cristal hasta hacerte invisible.

Ya, sin quererlo, la vida da un cambio intangible y gradual, o, indirectamente, soy yo la que he cambiado y los lugares, las conversaciones, las noches con sol y nombres propios terminaron por convertirse en camaradas. Así terminaste siendo olvido o recuerdo que ha decidido hacerse borrar y  pasar desapercibido para esconderte entre las cenizas calcinadas de mi memoria y la tuya.

lunes, 22 de julio de 2013


Nos mirábamos en silencio después de un largo rato ausente de expectativa como el que amordaza la palabra futuro con el velo inmediato del presente.

Supongo que ahora mismo me vienen las primeras sensaciones, la habitación llena de ropa y sábanas revueltas por nuestro propio desastre, tus ojos cuando -sin tener la costumbre-se desvelaron por aquel café que propuse invitarte en plena noche, el primer juego que fue tocarte.

Ahora observo tu habitación empacada en pequeñas bolsas que lo aúnan todo: lo vivido en esta ciudad, en las anteriores y en las otras a las que por una razón u otra nos escapamos para comernos la monotonía y llenarnos de las extremidades de la improvisación y lo súbito.

Mientras observo tu imagen desnuda recogiéndolo todo, sin corazas ni duda, sólo me queda la esperanza de tu nombre en tiempo futuro...


martes, 4 de junio de 2013

Poema en la luna

Dentro de toda esta ausencia por la excesiva actividad de un tiempo de carreras y andaduras, me reporto en un estado de límites, etapas que ven el final a la vuelta de la esquina y momentos que aun dándote la vuelta no puedes dejar de mirar.

Hace unos meses escribí sobre un proyecto de la editorial Rumorvisual Poema en la luna en el que se publicarían 10 poemas de cada ciudad participante. Al final, aproximadamente 26 ciudades de España y América empapelaron simultáneamente su ciudad con sus poemas y los de los demás entre las lunas de las coches y los caminantes.

Afortunadamente, fue un domingo de sol en este pueblo gobernado por la tiranía del mar y la lluvia, como es usual en el norte, y JuanMa trajo el gran fajo de poemas como un tesoro del cual no podríamos dejar de prender con alfileres en nuestras manos.

¿Gusta usted de poesía? preguntaba JuanPablo con su porte de época y sus patillas de chuleta de cordero convexando su sonrisa. ¿Gusta de poesía? siguió ella con su acento francés tomando al poeta como ejemplo y enfocando en su mirada tímida a las personas que observaban el papel como a un comercial de puerta a puerta con truco y enigma.

En pleno centro, entre vinos y cigarros con la cámara de Jorge enfocando hasta el tic de nuestro ojo izquierdo ante algún que otro mentecato al que el no no le bastaba y a aquel apasionado que nos hablaba de lo mucho que le gustaban los poemas de Valle Inclán.

¿Gustan ustedes de poesía? Les pregunto yo sacando provecho de la ocasión para poner por aquí una selección de lo que repartimos.

Actividades no recomendadas
"Eh, hombre de la ciudad
oh, mi voluntad mármol sin fin."
(B.Versura)
<Imágenes en la sala de espera>
Acaricio el acabamiento, junto a las flores moribundas.
Una tarde mi conciencia me abrazó en una piedra,
en un golpe, un golpe un rostro
se acaricia lo que es yo: ANULACIÓN
como palpar la luz, rugosa y aterciopelada del ocaso
con la tristeza del acabamiento danzando a oscuras:
en el jardín de la muerte prematura la fruta se extiende,
se extiende                    gratuita.

Geografía
(Annie Altamirano)
Se me perdió una lágrima 
en la comisura izquierda de tu boca,
me dejé olvidada una caricia
en el hueco frío de tu almohada,
un espasmo interrumpido
quedó en el silencio oscuro
de tu madrugada.
Aún así regreso,
a buscar retazos
en la inmensidad de tu indiferencia
con mi brújula atontada
sin tus puntos cardinales.

Aludidos, los que quieran
Nos limitaron gradualmente el sustento
hasta llegar a ser el límite de la redundancia…
…y nos quejamos lo suficiente, conscientes,
que no eran tiempos para exigir nada.
Resumieron nuestros títulos a papel decorativo
en la reminiscencia del delirio de un mañana…
…y descendimos al subsuelo en el sepulcro de Maslow
como burros horrísonos que agradecen migajas.
Pero cuando no nos queden ni sueños con los que comer,
¿llegaremos a engullirnos la piel
hasta carcomer la modorra de las ratas?
(Giraldo Sevilla, A.P. )

Gotas de limón
La erótica del limón
al ser vertidas
sus rugosas gotas en tu cuerpo,
mientras que yo al acecho
observo la erección de tus pezones.
Noto tu desaparición cuando cierras los ojos,
cierras las manos, abres la boca,
emites un casi inaudible gemido:
tu piel tensa como una navaja
donde un rostro vulgar como el mío
puede reflejarse
o morir.

(Juan Manuel Uría)

Nacimiento
(Enrique Junquera Gago)
El alba parpadea
Mientras murmullando se retira la penumbra
Niño todavía no, tiempo habrá para jugar

Se oyen las primeras voces del mar
Las olas iluminan la arena aturdida
Niño todavía no tiempo habrá para leer

Los hombres despiertan la labor les espera
Es mediodía hambre de caricias
Niño todavía no, tiempo habrá par trabajar

Atardecer embriagador, culpable de tanta dulzura
Llega el desenlace de tanto anhelo
Niño ahora si llora acabas de nacer

Sol y dar y dad
No soy taumaturgo,
no soy el tiempo que todos retenéis,
tampoco el azar
ni aquello que pasa.
Yo no soy cuando te miro,
dejo te pongas en mi sitio;
me verás pasar,
y al verme
tu luz hará mi luz,
y al venir sabré de tu mal.
(Anna Illa)

Tirabuzón Versado
A través del revés tus versos vacían el cartucho de mi pluma,
lanzando mil besos entre las líneas de mi cuaderno,
versos grabados dulces y apasionados,
cauterizan episodios pasados,
reposan a la sombra del cuaderno descansado,
los besos que ahora lees a través del revés
* Para leer a través del revés
donde ponga versos
tú pon besos
y donde ponga besos
tú pon versos.
(Juan Pablo Lojendio)

Cae el primer rayo de sol
Dios inventó el dormir como descanso.
Nos engañó el diablo con el sueño,
y a menudo nos desvela
la pesadilla de estar despiertos.
(Miguel Hernández Pindado)
El poema que tienes en las manos pertenece al poeta que lo firma. Acción “Poema en la Luna” realizada en: EUROPA-ESPAÑA - Águilas (Murcia), Alicante, Badajoz, Barcelona, Cáceres, Camarena (Toledo), Ciudad Real, Fuerteventura, Gijón, Granada, Logroño, Málaga, Molina de Segura (Murcia), Palma de Mallorca, Pamplona, Salamanca, San Sebastian, Sevilla, Valencia, Zamora. AMÉRICA-EEUU -Nueva York, Perú Barranco. 
ORGANIZA: www.rumorvisual.com COORDINAN:Pedro Vera, Manolo Condevolney,
Asociación Migas, Luisa López, A.C. Letras Cascabeleras, Ángela C., Diana
Rodrigo, Eva Cabo, J.i. Pidal Montes, Magda Robles León, Mara Romero Torres,Mª
José Marrodán, A.C. Y yo con estos pelos, Irel Faustina Bermejo, Mayte Albores,
Isabel Blanco, Marcos Javier Barriga Ávila, El Gallo de Oro Ediciones, Cristina
Domínguez, Ka Benlliure, Concha Pelayo, María Palitachi, Karina Rieke, Alfredo Coello.

viernes, 22 de marzo de 2013

Estela

Una vez me enseñaron con un golpe en la sesera que las consecuencias de escribir sobre lo que se siente con pelos en la lengua y no en las huellas de los dedos tenía serias consecuencias.
Es como el miedo al paso entre calles porque -¡cuidado!- no sabes con quién te puedes topar o nunca haber aprendido a andar sin manos en bicicleta por temor a sentir el suelo con la nariz. Pero esta última semana ha sido intensa, llena de sobreesfuerzos y más después de -en 48 horas- entregar el dossier de prácticas y organizar una exposición inoportuna, pensada para la semana siguiente y seguir adelante con lo que queda, que sigue siendo demasiado.
Nunca había imaginado que en la constante de trabajo y horas más que aprovechadas se podía llegar a esta sensación. Una mezcla diáfana de agradecimiento a unos compañeros, unos jefes, unos amigos, conocidos, causalidades y el sentimiento de inmensidad con restos de éxtasis.
Muchas gracias, aunque ni lo veáis.


Stella by Starlight - Enrique Morente

sábado, 16 de marzo de 2013



Y lo deseo en las noches cuando se me derrama en el desvelo la bohemia desolada de tu ausencia.
Amanece y te deseo con la cara mojada y estos ojos yacentes en  la impotencia de mis pensamientos mientras te resbalas por mi tez húmeda, olvidándote en la monotonía de la que una vez renegaba.
Ahora vuelve la noche, y nos deseo...entre estos puntos suspensivos.

jueves, 7 de marzo de 2013

Hands Up, I Love You

En un día como hoy, después del dolor de la primera vez que esquías y casi tres meses sin pisar la calidez de lo que es sentirse bienvenida en el seno de las paredes que te vieron crecer, por una vez no he echado de menos llamadas cada vez más ausentes y lejanas conforme pasan los años.

Hablamos, reímos, compartimos esperanzas, nuevos logros, probamos el límite que separa la llenura del empacho y, afortunadamente, no tratamos ciertos temas de política que suelen llegar a dar lugar a discusiones como animales que juegan a ser humanos de una granja en rebelión.

Pero hoy igual que entonces, desde que me topé con la brillante idea del efecto desatascador de jugar con las palabras, escribo para no gritar y escribo luego grito -dejando atrás a Descartes- para no romper a llorar.

Sólo basta una canción sin voz de fondo y un diálogo sobre el amor, su pérdida y Argentina para que se remueva aquello que ha poco tiempo que está cauterizado pero hoy, a diferencia de entonces, la necesidad carece del sentido inicial convirtiéndose en una simple forma de memorizar, de mantener por un momento los recuerdos y relegarlos al tiempo mas no al olvido.

No me sorprende tu incapacidad de amar o apegarte lo suficiente como para que no te duela; no me sorprende tampoco que llegues lograr que las cosas te lleguen demasiado cerca pero sí que no seas capaz de encauzar y reconocer que cuando las cosas empiezan sin base, sin apenas razón de ser, todo se basa en el dolor de la incoherencia...
...ni que busques la paz en otros bares, en otras gentes, en unos brazos que te aporten el calor efímero de condolencia desinformada, que en realidad no fue nada más que el duelo entre tu piel y el olvido.

A partir de aquí, convendría poner en situación. Me alegra poder decir que cada vez escribo algo pero comparto poco -en estos lares- por dos razones muy simples que empiezan por la falta de tiempo y terminan con el encuentro semanal de cierto grupito de rara avis de evolucionada experiencia que se reúnen  para reinventar la fórmula de la relatividad emocional por medio de poesía.

Por este par, este tipo de textos interminables se lo comen otros pasando de monólogos a la dialéctica llena de impresiones, experiencias personales y otros poemas. Aunque desconozcan la existencia de este lugar, si por alguna razón terminan cayendo aquí, querría daros las gracias por esos miércoles que han pasado de la nada a poder disfrutar de vuestra compañía.

Por lo visto tengo que salir corriendo, Gorka acaba de gritarnos desde la puerta que hemos de salir corriendo para ver "algo". Estas prácticas...

sábado, 2 de marzo de 2013

Sylvie Lewis

El otro día... podría ser ayer, antes de ayer, semanas, meses pero no años, tuvimos en el cafetín a esta -cazzo, lo voy a decir- preciosa criatura.

Éramos pocos y su voz se alzó como la miel en los recuerdos goteando verso a verso nada más y nada menos que la sencillez.

Ya lo sé, igual algo densa, pedregosa manera de expresarse pero put the blame on her, Javier, Juanma, Cho, Unaitxo, Juanpa, Greta, Anna, Pedro y a las nuevas incorporaciones de Rubén y Alex pero, sobre todo, en ella. 

Fue primera vez que he intercambiado poema por disco. A mi beneficio, Sylvie -¿honestamente?- creo que salí ganando en este trueque pero, no desesperes, ya prepararé algo para una probable próxima vez.

Para la gente de Barcelona, está esta noche en Titty Twister (Carrer de la Verge 1, 08001 Barcelona) a partir de las 21.00, 20.00 en Canarias.

A propósito de poesía, aprovecharé esta ocasión para decirlo, por si acaso os toca en vuestra ciudad, pero se está organizando Poema en la luna una iniciativa que consiste en...
  1. Enviar al encargado de tu ciudad un correo con un poema -límite 10 versos- y temática libre (os recuerdo que los resfriados son mi especialidad así que, cuidado, la batalla será épica con tono de broma).
  2. Una vez presentado, tienes que esperar con los nervios propios de cuando el límite del día trae consigo la resolución de un concurso. 
  3. Elegirán 10 poemas que serán impresos en cuartillas para que tú incluído/a entre ese grupo de personas, hayas o no presentado, seas o no elegido/a, las repartas a los caminantes de las calles y en las lunas de los coches.
  4. Prepárate, no se acaba ahí... porque algunas ciudades estamos tramando una fiesta para ponernos ebrios a poesía, música, arte, olor a pintura (indirecta para que lo hagamos en la Galería).
  5. Finalmente, espero que contéis vuestra experiencia ya sea vía vuestro blog o, nada tan personal como un email o carta a una dirección que os daré si estáis interesados.
Si le dáis clic al link de Poema en la luna podéis acceder a más información que seguramente con esta memoria aproximada he olvidado.

miércoles, 30 de enero de 2013

Tú eres prueba viva de...
...que tocar la luna con la pupila podía ser posible.
...que también lo era quedarse algún mes más contigo.
...que se puede ir más allá de la pasión alimentándose con convivencia.
...que para describirte sólo bastaba un silencio.
...que cada vez soy más consciente que por gracia o desgracia eres una "cuestión de oportunidad".
...que brillar en la oscuridad con pigmentos de luciérnaga sólo era posible con un poco de luz al son de Coltrane.
...que nunca había disfrutado tanto de luchar con resfriados.
...que pensar en el futuro me hace echarte de menos.





miércoles, 16 de enero de 2013

Te hablo a ti.

¡Sí, a ti! No te gires, no... ¿quién si no estaría en mis pensamientos? Mira, llueve -para variar-. Y esta vez mi rodilla ni se digna a avisar así que les propongo a los chicos tomar un café en el Alboka.

Gerardo camina pensativo y Jess de vez en cuando parece descubrir algo en el suelo -está muy concentrada en él-, nos miramos las caras con cierto sentimiento de melancolía encapuchada y evitamos tocar el tema no sé si por temor a romper con la felicidad de los nuevos comienzos que te esperan o porque no se notará tu ausencia hasta que se hagan las tardes, las noches, las mañanas y falte algún comentario del que se sentía ser viejo con alma niño.

Se nos atragantan las palabras y Gerardo suelta un "se le va a echar de menos". Todos asentimos mientras cruzamos el puente de María Cristina algo más vacío de lo habitual hasta llegar al cruce donde "se encuentra la galería" comento con el dedo levantado.

El transcurso de la tarde resulta ser uno de esos momentos en la vida donde un grupo de personas puede estar en sintonía y les invade el mismo sentimiento. "¿Cuándo se notará su ausencia?", "¿qué pasará cuando yo me vaya?", ¿qué será de la bandanga ahora?" -este último era para sacarte una sonrisa- como quise hacer indignándome a contar un chiste malo -ya sabes, para romper un poco el hielo-.

Se nota demasiado lo difícil que resulta sobrellevar la ausencia de alguien, ahora que han pasado los días igual se siente más porque al final todos podemos tener el efecto retardado que trae la monotonía, añun cuando en ese mutuo y nuevo comienzo que supone conocer a alguien, no te plantees que pueda existir un momento en el que decir un "hasta luego".

Despedidas... supongo que  de esas hemos tenido bastantes, las suficientes como para pensar demasiado sobre el trago amargo que en mayor, en menor, en su justa medida pero, aun con todo, igualmente amargo atraviesa quien se va o quien se queda.

Tantas como para saber que afortunadamente -o desafortunadamente, para algunos- las historias pueden llegar a tatuarse en el aire de ciertos lugares y momentos, y esto es lo que lo hace menos soportable, casi rozando el navajazo de la nostalgia.

Hoy como cuando hace unos cuantos años después de seis mudanzas en cuatro ciudades diferentes- me planteo si puede merecer la pena. Una vez la cuarta no era suficiente aunque me mantuvo poco más de once años, esta vez la quinta, con todo el dolor de mi pena, tiene los días contados pero la merece precisamente por lo que te dejan los demás aunque no sean parte de tu día a día.

Tú te tatuaste al igual que -espero- nosotros lo hayamos hecho en tu vida tanto que igual dentro de unos años te conviertas en el equivalente de "obras completas" que formen parte de nuestra incompleta vida.

Alea iacta est, Solo.

jueves, 27 de diciembre de 2012

El club de la Mala Estrella

Conforme descanso me pesan las ojeras. Ahora, el tímido taconeo de la lluvia anuncia que volvemos al norte y se siente más y más cerca conforme aumenta el ritmo de esas gotas coléricas que por alguna extraña razón, en lo más hondo de mí, extrañaba. 

Dejo el presente de este angosto asiento de autobús, tiranizado por los apuntes del examen de mañana, por una crónica filtrada en la asimilación de un fin de semana que ha intentado dejar rastros de fuego fatuo para poder volver a casa pero, ¿para qué sirven las migas de pan cuando ya te has perdido?

Como una prostituta memoria pongo en venta mis recuerdos y mis sueños al mejor postor intentando atesorar la recopilación de momentos con  la banda rumana que nos sorprendió en el parque y nos obligó a descansar de una ruta en bicicleta con el único destino del choque con la terapia, los puros en una plaza que probablemente cambiará de nombre o la absenta anisada con terrones de azúcar posteriores a una obra de teatro y comida india.

En la irreverente, disuelta, discordante, irrevocable búsqueda de ese choque me enfrenté cara a cara a tu esbozo, a ese que, conforme iba descubriéndose entre las sábanas de la realidad, trazaba delicadamente la idea que te personificaba en mi cabeza y deseé que fuera carne para acecharlo, y enredarlo entre mis dientes despedazándote de la manera más pausada para que digerirte y asimilarte costara menos.

No finalmente, porque no fue ese el destino final de ese día -que precisamente terminó con Malas Estrellas, absenta anisado y algo de Magia en el ambiente-, llegamos al sitio más apartado donde rompieran las olas e inevitablemente no pude evitar imaginarle perdiéndose de todas esas luces que atosigaban incluso en la distancia, huyendo del gentío, del equilibrio, de la intranquilidad regida por la masa de cadáveres víctimas y perpetradas por el tiempo.

Pero ahí estábamos, hablando de esas historias que ha no mucho seguro fueron para no dormir -lascivas, dolorosas, ahogadas pero finalmente añoradas con el cariño que sólo puede traer el tiempo- mientras, nos cogían por detrás las horas y, una vez más, el tiempo.

Tiempo, tiempo, tiempo... ese maldito zaguán que convierte en cenizas lo peor dejando para después los buenos momentos, perro, olvidable tras el efecto anubarrado de la memoria, que se nos echaba encima con un presente que finalmente nos convirtió en dos más de la fauna que nos rodeaba, con la diferencia que no sabíamos exactamente ni dónde íbamos ni si nos dejarían entrar.

Así que a golpe de GPS huimos al mejor estilo À bout de soufflé -con mueca imitando a Bogart a mitad del camino y todo- para llegar con la esperanza de un deus ex machina que nos pudiera colar sin haber reservado entradas. 

Entre luces, frío, risas, pies en alto, pedaleo, piernas dolorosas, cabellos en la boca, más frío, adrenalina, peatones casi atropellados, parar, revisar que no nos habíamos perdido, más risas al ver que nos habíamos pasado del camino, frío y piernas resentidas, que al día siguiente bien sentimos su venganza, algo me dijo dentro de todo ese correr que no es el fin del mundo, que nunca lo es, porque de una forma u otra dentro del "agilipollamiento" que es aceptar hecatombes de un analfabeto abatido, te miras al espejo y, sintiendo lástima de ti, vuelves a salir igualmente como un maniquí en una vitrina, expuesta a tus errores.
Ni tampoco es el final de ti porque antes de perderte me habré perdido dentro de cada una de las migajas que procuro dejar para no desaparecer.

Ahora la lluvia es más intensa, vuelvo al presente y una martilleante jaqueca hace que piense en dejar por un rato la asimilación para ver el documental del señor Fernando Vallejo pero, eso sí, me siguen pesando las ojeras y ya estoy cansada de escribir...

martes, 4 de diciembre de 2012

"Walk that line, it's midnight in Harlem"

Llegó un momento en la que todos estábamos en diferentes mundos, controlados por la mirada perdida de nuestro propio encuentro, pero aun y todo en consonancia.
Ella pintando, salvaje, sobre el armario, ellos en un duelo de egos al bajo y la guitarra, la otra bajista -sensualmente- cerrando los ojos, mirando al techo, susurrando la canción mientras yo buscaba palabras para otra posible banda sonora en una cabeza con conexión limitada.

Sólo recuerdo que hablamos las palabras suficientes o quizás fueron más los actos previos los que se unieron en lo que nos llevó al delirio artístico en cada una de las expresiones. Igual, los temas tratados a mitad de la madrugada, la re cena con hierbabuena y las fotografías descaradas que jugaban con los espejos o los cuadros que otras noches se resumieron en una pincelada, los que nos regalaron el ritmo de esa noche inolvidable, pero a las 8,00 de la mañana, una hora antes de una atractiva propuesta de viaje improvisado, que días después realizaría, quizás lo que nos unió fueron esas historias que contar, las que mayormente nos confundieron y nos fundieron el alma acongojada por las causas perdidas.
Así me creí sentir como el virginal Derek al conocer a Tedeschi y encontrar a sus poco más de 20 años a alguien de casi diez más con la que sintió revivirse en una yaga de nuevas sensaciones que atravesaran cada una de estas noches interminables.

"Drink to me with thine eyes, and I will pledge with mine -cantó lenta y suavemente, en voz baja-. Or leave a kiss but in the cup, and I'll not ask for wine."
(Crónicas marcianas).

lunes, 22 de octubre de 2012


Una vez después de un tiempo intenté hacer sin ti lo que no pude hacer contigo y gradualmente más consciente del tiempo se hicieron los días, las semanas, los meses, los planes de futuro... todo, sucesivamente, hasta llegar a este momento en el que el presente te ha hecho recuerdo, no sólo por el sentimiento frustrado de recordarnos teniendo la cabeza más en las metas que en los pasos o por el cuentagotas de nuestros buenos momentos sino por la abundancia de los malos evolucionados a los que ni el hoy ni el mañana nos hubieran hecho los mismos.



sábado, 29 de septiembre de 2012

Entre mis besos y tu espalda te deshaces en sueños lloviendo inconsciente en gotas dosificadas con murmullos.

Llueve, llueves, y el viento y las nubes destrozan cualquier posible siseo de luz de la ventana, pero tu cuerpo semidesnudo sigue palpitando instintivo ante mis huellas deslizadas entre tu pecho, tu cuello, tu pelo sin sospechar por un instante que te acecha mi mirada retratándote con imagen y palabras en mi lienzo de recuerdos.


Pero te me metes en las venas, arrollas desembocándote en mis párpados perdidos que saben que conscientemente inconscientes un día, inevitablemente, dejarán atrás todos los recuerdos contigo y sin ti.

martes, 4 de septiembre de 2012

Bergman Clown (1996)
Bengt Wanselius
Comenzamos con el intento de correr despavorida de la monotonía en una búsqueda incansable de razones para las que poder vivir sin ecos. La verdad es que hace mucho que no me planto tras la pantalla de este ordenador y menos desde este nuevo pequeño hogar que estamos creando paso a paso en esta ciudad, pero el tiempo poco a poco va agotando el alba de sus gotas esperando nuevos posibles destinos en los que poder seguir corriendo.

Quizás la etapa de conformidad va erigiendo su base por aquí, sobre todo con gente que, desafortunadamente, está de paso u otras que han vuelto después de años de distancia y he tenido la suerte de toparme.

El verano va dejando sus últimos suspiros en vestigios de soles que apagan día a día su intensidad pero con la satisfacción de que se ha vivido tan intensamente que va dejando trazos de -sí, por qué no decirlo- una sintonía de sentimientos encontrados reencontrados, mayormente reconfortantes... tantos que asusta un poco por lo sorprendentemente a gusto que me hace(n) vivir.

Compartir risas con el pasado que sigue presente, suspirar nuevamente con un presente que se mece cada vez más en la temporalidad y esperar a que una nueva etapa, probablemente -si todo se da-, en otras fronteras traiga un halo que mezcla la esperanza, el temor de dar un paso que aún no se sabe si me sobrepasará y una nostalgia precoz de lo que -por gracia o desgracia- no son más que caminos casualmente momentáneos y otros que ya siguen desde mucho tiempo atrás.

Por desgracia en este comienzo del final de una etapa se encuentra lo que inconscientemente buscamos pero no esperamos cuando ya la respiración es más un jadeo ahogado.

Por fortuna esta vez sí te encuentras preparada porque ya sabes lo que es sentir lo que realmente significa que en un futuro más próximo que lejano comiences en una nueva ciudad.

Parte de esto lo comentó Nosferatu, el que se resiste a morir en una de nuestras conversaciones. Precisamente me hablaba sobre cómo los vínculos se intensifican conforme el momento de la aurora previo a la partida va llegando y encuentras ciertas cosas que no esperabas, esas mucho menos idóneas para decir cada uno de los "hasta que nos volvamos a cruzar".

Tiene bastante razón, sobre todo por sus experiencias en este tipo de "hasta -probablemente- luegos" de cuando vienes y vas de un sitio a otro, pero aunque se nos van las vacaciones y llega el último sprint antes de sobrepasar la meta que nos desvela una nueva carrera que proseguir sabes que, sobre todo y ante todo te queda, les queda, nos queda el recuerdo.

Por lo pronto, después de estas cortas vacaciones supongo que sólo me queda decir un... quién pensaba que esto está muerto, está más vivo que nunca.